Se dice que desde los tiempos del viejo Hospital de San Juan de Dios en la ciudad de Durango, existió una madre religiosa caritativa y buena que ayudaba a los heridos, les daba los primeros auxilios y luego los conducía al hospital y cuando la buscaban para pedirle algún dato, ya no la encontraban por ninguna parte.
Después en el antiguo Hospital Civil, deambulaba por pasillos y corredores, asistía a los enfermos más graves y necesitados, los curaba, les daba palabras de aliento y desaparecía sin dejar rastro. Se decía que era la personificación de la muerte, porque cuando le tocaba la cabeza al enfermo, a los pocos minutos expiraba.
Las consejas del centro hospitalario sostenían, que cuando el enfermo se encontraba en la etapa terminal, o sea en proceso de muerte, aparecía la madre enfermera con un crucifijo de plata en la mano, santiguaba al moribundo, le rezaba oraciones para el buen morir, y cuando el enfermo expiraba, le desconectaba los aparatos médicos si los había; les cerraba los ojos y la boca, acomodaba el cuerpo sobre la cama colocándole las manos sobre el pecho y luego desaparecía misteriosamente.
Se contaron por cientos los casos en que al llegar los médicos o las enfermeras a pasar visita al enfermo, lo encontraban muerto y acomodado sobre su cama.
Cuadro preguntaban a otros enfermos del mismo pabellón, quienes habían presenciado el deceso, todos referían haber visto a la madre enfermera jovencita y guapa, vestida de la usanza de las madres religiosas que dan atención a los enfermos en los hospitales. Su hábito blanco, su toca blanca cubriéndoles la cabeza y un crucifijo mediano sobre el pecho.
Lo raro en todos los casos fue que entre el personal médico y de enfermería que prestaba el servicio cuando se presentaban estos acontecimientos, no hubo nunca ninguna religiosa joven que correspondiera a la filiación del misterioso personaje.
Enfermeras que aún existen en servicio en diversos hospitales de la ciudad de Durango y en ese tiempo sirvieron en el Hospital Civil, aseguran haber visto al misterioso personaje, deambulando por pasillos, corredores y pabellones pero que nunca les dio la cara. Dice una de las entrevistadas que encontrándose ella de enfermera en el Hospital Civil cuando prestaba su servicio social, hubo una noche que la miró en el pabellón de los tuberculosos y la vió tan cerca, que sin advertirlo intentó ponerle la mano sobre el hombro y al advertir que la mano se fue de paso sin tocar nada, reaccionó bruscamente pensando que estaba soñando en el momento que el personaje desapareció como por encanto. Sintió miedo y al contarle lo sucedido a la Madre Superiora en turno, le narró la siguiente historia:
“No te preocupes, es una hermana que dicen que no cumplió con Dios, con ella y con el mundo y su alma en pena vagara por el espacio hasta la consumación de los siglos.
Se trata de la hermana Vicky. Ella se envenenó, luego se encerró en el descanso del hospital, donde la encontraron muerta con una carta en la bolsa de su hábito donde contó la historia que daba muestras de arrepentimiento pidiendo a Dios el perdón de sus pecados.”
Me conmovió tanto lo que me contó la madre, que cuando terminó, mi cara estaba inundada de lágrimas y el miedo por la enfermera fantasma, se me había transformado en compasión. Dijo la enfermera.
El antiguo Hospital Civil de Durango, que fue fundado como asilo por doña Angelita Flores de Flores en el año 1917, a fines de los años setentas, ya era obsoleto y fue demolido totalmente, para levantar en su lugar, el elegante y suntuoso Hospital General que conocemos en la actualidad.
El personal médico y paramédico de la institución desapareció casi por completo. Una parte se retiró del servicio y otra más, fue redistribuida en otras instituciones análogas.
Los duranguenses que conocieron ese Hospital Civil, la mayoría han dejado de existir.
Sin embargo, la presente leyenda que se formó por una vieja historia de amor y tuvo como escenario ese hospital, se conserva fresca y lozana como las flores en primavera y para sorpresa de todos, aún de las nuevas generaciones que pueblan en la ciudad de Durango, Vicky, la joven y guapa madre enfermera centro de esta narración, se conserva igual, con la diferencia, que ahora aparece y desaparece en elevadores y pasillos del Hospital General de Durango, auxiliando a los enfermos graves y encaminando el alma de los moribundos.
Algunos de los médicos, enfermeras, afanadoras y enfermos dicen que la han visto, quedando entre todo el interrogante, que en algunos llega a la afirmación de que nunca ha sido Viki, la madre del relato, sino la muerte en persona que llega a terminar con las penas de los moribundos que sufren.
Así termina nuestra leyenda de la enfermera del Hospital General. Esperemos les haya gustado y dejen sus comentarios abajo, y compartirla en sus redes sociales para difundir nuestra cultura.
6 comentarios
MUY BONITA E INTERESANTE LEYENDA ?? FELICIDADES A ANGELITA FLORES FLORES
Muy interesante. No han hecho película o algo así???
Esta muy bonita enfermera luego se be que si traba a la gente que ayudaba a los heridos la netaestubo muy bonita la estuve leyendo ayer 16 de enero del 2019 y hoy 17 de enero del 2019 si se las recomiendo mucho esta muy interesante.
bueno se se las recomiendo demasiado bueno me tengo que ir a la primaria asta luego.
y si se las recomiendo ok…
Que chida leyenda, pero si es que quieren difundir la cultura de Durango deberían de enseñarles a todos a bailar el pasito duranguense. Sin embargo buen trabajo, sigan así.
ola xd
Muy bonita historia y buena narración, solo que me gustaría que escribieran completa la historia de Vicky, cómo le falló a Dios? Cuál historia de amor