Unos ocho kilómetros al sur de la capital de Durango se encuentra La Ferrería, zona arqueológica establecida sobre un cerro a la orilla del río del Tunal.
Sus primeros pobladores, los nahuas, llegaron alrededor del año 600 d.C. procedentes del norte de América. Durante el período Posclásico, la ciudad fue ocupada por grupos indígenas zacatecos y tepehuanos.
La Ferrería es el punto de convergencia de las aldeas asentadas en el valle de la Guadiana y fue un centro religioso donde se erigieron pirámides, canchas de juegos de pelota, patios, estructuras circulares, adoratorios, terrazas y complejos habitacionales.
Este lugar destaca por su limpieza y por encontrarse en excelente estado.
El museo del sitio, remodelado en 2007 y a cargo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), se compone por dos salas en donde se exhiben las piezas arqueológicas halladas en la zona, pertenecientes a la cultura chalchihuites
Al pie del cerro de la Ferrería se ubicaron una serie de cuartos sencillos y dobles donde se han localizado varios entierros humanos con ofrendas muy simples que dan cuenta de sus rituales funerarios.
Estas pequeñas casas, fueron principalmente de carácter habitacional. Por otra parte, se localiza una roca grabada por los antiguos habitantes, que representa a un personaje con los brazos en alto y que porta un tocado que asemeja una cornamenta, entre otros vestigios importantes.
Hay andadores y escalinatas para un fácil y mejor acceso a la Zona Arqueológica La Ferrería, cuenta con estacionamiento, maqueta 1:1 de una casa y patio hundido para llevar a cabo tareas de interpretación, así como también, hay áreas de descanso, botes de basura, señalización restrictiva e informativa.
Abierto todos los días del año de 9 a 17 horas.