Si la Hacienda mexicana dejara de controlar el precio de los combustibles en este momento, las gasolinas costarían un 11% más en México.
Este es el diagnóstico que la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) ha hecho para evaluar la inminente apertura del sector al libre mercado, que comenzará gradualmente en 2017. El Gobierno mexicano ha reconocido que ante las condiciones de recuperación del mercado global de petróleo, los precios de la gasolina tendrán un alza en los primeros días del próximo año que podría impactar en la inflación.
El plan de liberalización de combustibles comenzará en los Estados fronterizos con Estados Unidos. En enero, Baja California y Sonora serán las únicas regiones en las que los precios de las gasolinas cambiarán diariamente en función de los costes del mercado. El resto del país estará sujeto a los precios máximos fijados por la Hacienda mexicana, tal y como ocurrió durante 2016.
En abril, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas se sumarán a la apertura, según ha informado la Comisión Reguladora de Energía (CRE). En la segunda mitad del año seguirán el resto de los Estados, para que en 2018 México cuente con un mercado total de combustibles.
El Gobierno mexicano todavía no hace público los precios máximos que todavía controlará el coste de los combustibles en la mayoría del país. Sin embargo, el ministro de Hacienda, José Antonio Meade, ha reconocido que el indicador tendrá un alza.
Meade ha explicado que la flotación de los costes de la gasolina tendrán un periodo de adaptación en el habría un impacto en la inflación que se disolvería gradualmente en el tiempo. “Pasaremos de un entorno en donde tenías una sola gasolina, un sólo precio y un sólo proveedor a un esquema donde tengamos más libertad, más posibilidad de escoger y donde los precios van reaccionando en función de cómo se vayan ajustando los costos”, señaló.
La evaluación de la Cofece expone un panorama que debe dar grandes saltos en poco tiempo. La transición deberá incluir el incremento en la capacidad operativa de las refinerías en México. El país importa la mitad de los combustibles que consume, todo a través de Petróleos Mexicanos (Pemex), por lo que la petrolera deberá garantizar el suministro del combustible desde el extranjero.
Además, Pemex deberá facilitar el uso de sus instalaciones para almacenar y transportar combustible, una vez que es la única empresa en el país con la infraestructura suficiente para distribuir el hidrocarburo.
Las autoridades mexicanas ya han comenzado el análisis de las compañías que podrían emprender la competencia en el mercado de los combustibles. La Cofece advierte de que las regiones con los mejores accesos logísticos podrán reflejar en los precios una verdadera competencia. El suministro principal de gasolinas del extranjero ocurre en el Golfo de México, específicamente en las costas del Estado de Veracruz, así como en la frontera con Estados Unidos.
Las estaciones de gasolina a 40 kilómetros de la frontera venden los combustibles a un precio más bajo que el resto del país, lo que ha provocado el tráfico ilegal de hidrocarburos en la región.
Los precios en Estados Unidos fueron menores durante la caída global del crudo en 2014, pero con la recuperación han superado los valores del combustible en la frontera, donde cada litro cuesta menos de medio dólar. En el resto del país, la gasolina se vende a 13,98 pesos por litro y desde septiembre se ha mantenido como la tarifa más alta en el país.