Estados Unidos desea implementar un principio más “humanitario” en el desarrollo de sus armas y herramientas de matanza: balas biodegradables que sirvan tanto para aniquilar a sus enemigos pero que una vez disparadas tengan la capacidad de dar vida y literalmente, florecer.
El Ejército de los Estados Unidos quiere empezar a disparar plantas y, en el mejor de los casos, flores. Los componentes balísticos, generalmente alteran al medio ambiente y tardan cientos de años en desintegrarse. Ahora, la misión de crear proyectiles biodegradables, que una vez cumplan su cometido de asesinar, por lo menos tengan consideraciones con los ecosistemas y la vida salvaje que de vez en vez se topan con alimentos contaminados de pólvora y metales.
Los militares no estarán satisfechos sólo con la biodegradabilidad de los proyectiles y quieren ir más lejos. De acuerdo a IFL Science, la propuesta también considera que las balas tengan semillas incluidas, “especializadas” para cada ecosistema local y con la capacidad de crecer “plantas que sean ambientalmente beneficiosas”, que eliminen los restos nocivos de municiones y contaminantes.