Hoy en día nuestra cultura se halla obsesivamente por ser feliz a como dé lugar, el mundo de las redes sociales ha generado un sinfín de “revolucionarios” gurús de la felicidad y otro montón de tonterías orientadas a falsas expectativas sobre la felicidad, a diario nos bombardean con este contenido y vuelven adictas a las personas con estos conceptos de ser felices, millonarios y vivir en el mundo maravilloso sin problemas ni angustias, sin estrés ni batallas, sin esfuerzos ni sacrificios… la verdad es que todas estas cosas solo suenan bonitas y motivacionales. A mi modo de ver, estas cosas son populares y esos gurús son un éxito porque juegan con la necesidad de las personas, después de todo ¿Quien no quiere una vida increíble, sin penas ni sufrimiento, sin tragedias ni angustias, quien no quiere ser millonario? Por lo que las personas se ven identificadas y enganchadas con toda esta basura que venden estos tipos. Y digo basura por como venden y juegan con las personas.
Pero veamos nuestro problema y la realidad de raíz. La vida es un problema, la vida es un desafío constante, la vida está llena de angustias y tragedias que nadie pidió, la vida está llena de porquería que no queremos pero que debemos enfrentar, aunque las personas cierren sus ojos y se digan lo contrario, la vida está llena de problemas que tarde o temprano debemos de enfrentar, llorar, sufrir y reparar.
El problema con estas generaciones y con las personas que se creen estos cuentos de una vida fantástica sin sufrimientos, es que evitan cualquier problema, los jóvenes no quieren “batallar” con su tarea o un trabajo, los padres de familia no quieren “batallar” con sus hijos, los jefes no quieren “batallar” con sus empleados, los trabajadores no quieren “batallar” con su trabajo… Es de esta forma como van educando a las personas, a evitar problemas, a drogarse en una vida increíble y decirse que ellos no merecen ni quieren problemas, que mientras menos problemas tenga la vida es mejor, por eso hoy en día cualquier persona que apenas tiene problemas sale “llorando” de un trabajo, corta una relación, huye de un ambiente. Pero si me lo permiten lo digo nuevamente, la vida es un problema, todo en la vida es un problema, no estoy siendo negativo en lo absoluto, solo permítanme definir mi punto. El estar en una relación representara problemas, problemas normales y necesarios para ir creciendo como pareja, el tener un trabajo representara problemas, porque habrá que solucionarle problemas a los clientes, problemas en la oficina, trabajo estresado, horas extra, etc., etc. El tener hijos es un problema, porque es un lio educar a los hijos, la educación de los hijos en estos tiempos de redes sociales es un auténtico desafío (por eso nadie quiere hijos, porque no quieren “batallar”) El punto es, no ver el problema como algo fatal, y si lo vemos todo es un problema en la vida, pero el punto es ver como vemos los problemas, si los vemos como personas cobardes tratando de evitar cualquier situación que se complique, entonces nuestra vida será un drama y un lugar tranquilo sin problemas en nuestra zona de confort; o lo vemos y nos decimos –Pues va nuevo, acepto este problema y es un desafío para mí, que finalmente así funciona la vida.
Es curioso ver como aquellos que se drogan de superación personal, coach de vida y de dinero fácil, que leen cosas “maravillosas” que son invencibles, y que según ellos merecen toda la felicidad y el dinero, merecen lo mejor del mundo y están dispuestos a trabajar por ello, pero apenas se tropiezan con un obstáculo y salen ofendidos y llorando con el mundo, que la vida no es justa, que la vida no debería ser así, que ellos merecen todo porque así lo han visualizado y decretado, etc., etc. (Drama, drama, drama y más drama).
Pues nuevamente seremos realistas, la vida no es justa, ya lo sabemos, pero mientras unos lloran porque no es justa la vida y Dios otros trabajan para salir adelante, mientras a otros les ocurren injusticias y culpan a todos, otros se levantan y limpian sus lágrimas para salir adelante con la esperanza y el trabajo de ellos. Dios reparte las cartas y nosotros las jugamos.
Para mí se trata de elegir nuestros problemas, hay problemas que no podemos evitar (muertes, accidentes, enfermedades), pero hay problemas innecesarios que si podemos evitar. Y esta parte le encanta a las personas, aquellos que se quejan de todo y se victimizan por todo, hacen drama de todo y por todos, pero siempre andan en esos problemas innecesarios, es decir, si saben que gastarse el dinero de la quincena en una borrachera traerá consecuencias negativas en su vida como: una esposa irritada, deudas creciendo, siendo irresponsables por su estado de alcohol o drogas, las personas no creen en ellos, etc. Y aun así culpan a todo el mundo. O como esos padres de familia que son más vagos que sus hijos, que engañan a sus esposas, que gastan el dinero de su familia, y cuando sus hijos llegan tarde a casa alcoholizados o con drogas estos padres se sorprenden de sus hijos.
Para mí la vida es un problema hermoso. Está llena de situaciones que son 100”% nuestra responsabilidad y de otras situaciones fuera de nuestro alcance, que tiene etapas increíbles y otras desastrosas, pero que cada mala situación nos enseña más que todas nuestras victorias juntas, en lo personal mis fracasos me han dejado las lecciones más importantes de mi vida, aquellas que me han dolido y marcado pero me han hecho crecer y madurar más que todas mis supuestas victorias, mientras unos ven el fracaso como enemigo otros lo vemos como algo que no nos gusta pero hay soportarlo y que nos deja una gran lección.
Se trata de elegir que problemas valen la pena en la vida y cuales problemas no lo valen. Lo cierto en la vida es que el dolor y el sufrimiento son inevitables, nadie los esperamos, pero es algo que deberíamos dejar de resistirnos, si en la vida hacemos dramas por una estupidez, la verdad es que una tragedia acabaría con una persona que no acepta los sufrimientos.
Otro punto que tenemos es que nos encanta que nos digan lo maravillosos que somos y lo increíblemente bien que nos vemos, pero eso no hace más que alimentar nuestro cebado ego y cada día hacernos más daño por nuestras falsas expectativas. Los mejores consejos que he recibido han sido aquellos que me molestan e incomodan, aquellos que llevan toda la dosis de verdad y que en el fondo me enfurecen, me hacen sentir mal, pero que finalmente me sacuden por haber generado incomodidad en mi vida, esas verdades molestas hacen mejor mi vida, me han hecho más fuerte al aceptar mi realidad. En pocas palabras, el dolor y la verdad aunque lo odiemos es útil y necesario y es el más efectivo para estimular a la acción.
Concluyo que para mí, la felicidad es un constante proceso, un proceso de aceptar que nuestra vida estará llena de problemas, tragedias, dolor, sufrimiento, y que nos ira mejor en base a los problemas que resolvemos. Al fin y al cabo, la felicidad solo ocurre mientras estamos ocupados viviendo, experimentado, compartiendo, es consecuencia de vivir, es consecuencia de disfrutar y aceptar.
Autor: Paolo Enrique García Cárdenas
Soy mucho más de lo que leerás y escucharas de mí, apasionado del mundo del emprendimiento y de la formación.