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Vamos a Mapimí, el corazón del desierto duranguense

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El desierto de Durango esconde en su corazón un místico destino de más de 400 años de antigüedad: Santiago de Mapimí, Pueblo Mágico que emerge como un oasis arquitectónico repleto de historia, leyendas, aventura y riqueza natural.

Héroes de la Independencia e importantes personalidades políticas mexicanas han dejado su huella aquí, al igual que este poblado ha sido inmortalizado en el séptimo arte, al haber servido como locación en películas en las que sobresale el puente y pueblo fantasma de Ojuela.

Estos sitios son también un tesoro para los fotógrafos, ya que ofrecen la oportunidad de captar la soledad y el misticismo, o para los fanáticos de las sensaciones paranormales. Además, sus maravillas naturales, como la Zona del Silencio o las Grutas del Rosario lo han hecho un lugar imprescindible para geólogos y personas que disfrutan del ecoturismo.

Las casas de su centro destacan por su antigüedad. En la plaza principal está uno de los grandes atractivos históricos: el recinto Hidalgo, inmueble en el que fueron encarcelados en 1811 Miguel Hidalgo, Ignacio Allende y Juan Aldama, tras haber sido aprehendidos en Acatita, antes de su ejecución en Chihuahua.

Otro sitio importante es la antigua casona que fungió como Palacio Nacional, cuando el entonces Presidente Benito Juárez se hospedó allí en 1864, con los archivos de la nación. Documentos fotográficos también muestran a José Doroteo Arango Arámbula, conocido como Pancho Villa, “turisteando” por esas tierras;  en las imágenes se ve al “Centauro del Norte” disfrutando del clima caluroso en una alberca.

A nueve kilómetros de la cabecera municipal se encuentra la zona de Ojuela, en la cual está la mina y el pueblo a los que se llega a través de un puente colgante de 319 metros de longitud, 112 toneladas de peso, y que se eleva a 100 metros de altura sobre un cañón.

Esta obra, construida en 1892, fue diseñada por el alemán Santiago Minguin, quien después de verla terminada se inspiró para crear el Golden Gate de San Francisco, California. Si lo que desea es más adrenalina, también se puede arribar al lugar en tirolesa. La mina tiene 450 kilómetros de túneles que se dividen en 18 niveles a 950 metros de profundidad, siendo la superficie considerada como el nivel cero. De ella se extraían cobre, plata y oro; hoy atesora raros y fascinantes minerales. El lugar se recorre con la orientación de un guía.

Al final del paseo se puede observar a una mula momificada. Aunque ya no se explota como en antaño, la mina es un lugar prolífero para encontrar minerales de colección, pues hay en ella 117 tipos, cinco de los cuales sólo se encuentran ahí. Por otro lado, el poblado en ruinas de Ojuela llegó a albergar a tres mil personas, extranjeras y nacionales, que vivían con lujos para su época, tenían un teatro, iglesia, canchas de tenis e incluso sistema de agua potable. Su decadencia fue hacia 1928, cuando se inundaron 11 niveles de la mina por un río que corre dos kilómetros abajo, por lo que los pobladores abandonaron el lugar.

Los más valientes pueden quedarse a pasar la noche, debido a que hay espacio para acampar. Un dato es que esta región fue escenario de El topo (1970) del cineasta Alejandro Jodorowsky; Una mula vieja para la marquesa y Gringo viejo, entre otros filmes.

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