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El ejército de EUA quiere que de sus balas crezcan plantas

Estados Unidos desea implementar un principio más “humanitario” en el desarrollo de sus armas y herramientas de matanza: balas biodegradables que sirvan tanto para aniquilar a sus enemigos pero que una vez disparadas tengan la capacidad de dar vida y literalmente, florecer.

El Ejército de los Estados Unidos quiere empezar a disparar plantas y, en el mejor de los casos, flores. Los componentes balísticos, generalmente alteran al medio ambiente y tardan cientos de años en desintegrarse. Ahora, la misión de crear proyectiles biodegradables, que una vez cumplan su cometido de asesinar, por lo menos tengan consideraciones con los ecosistemas y la vida salvaje que de vez en vez se topan con alimentos contaminados de pólvora y metales.

Los militares no estarán satisfechos sólo con la biodegradabilidad de los proyectiles y quieren ir más lejos. De acuerdo a IFL Science, la propuesta también considera que las balas tengan semillas incluidas, “especializadas” para cada ecosistema local y con la capacidad de crecer “plantas que sean ambientalmente beneficiosas”, que eliminen los restos nocivos de municiones y contaminantes.

Es decir, tendrán la capacidad de “absorber” los químicos dañinos del ambiente que las rodee en el campo de batalla donde sean disparadas. De acuerdo con la petición oficial que hizo la milicia, ese tipo de balas verdes ya han pasado por sus primeras pruebas.

Actualmente, según se lee en la petición, parten del hecho de que en la actualidad no existe una manera “clara” para hallar y eliminar los proyectiles, “especialmente los que están enterrados a varios metros bajo tierra” y tienen el “potencial” de corroer y contaminar las tierras y aguas aledañas.

Los nuevos prototipos, ideados por el Laboratorio de Investigación e Igeniería de la Armada estadounidense y que hasta ahora sólo serán utilizados durante entrenamientos, germinarán después de algunos meses de estar en la tierra.

Los cambios en las propuestas serán aceptadas hasta el próximo 8 de febrero, fecha en la cual el prototipo ganador deberá someterse a las pruebas pertinentes. El ganador, entonces, comenzará la producción en grande de las mismas para que los miembros del Ejército Norteamericano comiencen a disparar las balas que florecen.

Parece que la emblemática fotografía Power Flower, capturada por el periodista norteamericano Bernie Boston y nominada al Premio Pullitzer en 1967 se ha repetido en su forma más real y menos “armada”: una flor saliendo (o naciendo) de un rifle.

cc

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